Hace ya unos cuantos días, casi dos semanas, fui a ver el concierto de Michael Nyman al teatro Arriaga de Bilbao.
No soy un gran seguidor del británico, pero el acto tenía pinta de estar muy bien. Me gusta más Win Mertens, y como a éste ya le había visto en directo, quería comparar ambos directos.
Y fue como comparar a Julio Cesar, Belisario, Napoleon o Alejandro (por poner unos ejemplos) con un pobre miliciano, con fobia a las armas, recién reclutado.
El grupo estaba compuesto por el compositor, cuarteto de cuerda, bajo, y diversos vientos (saxo, flauta, trompeta, trompa...)
Desde el principio todo sonaba mal, y salvo en algún tema, fue así durante todo el concierto. Los metales tapaban al resto de la orquesta, sobre todo la trompeta, y al oído me dio que alguno desafinaba. El propio Nyman (de espaldas al público y con el piano abierto hacia un lateral) tampoco me agradó cuando estuvo solo en el escenario, ya que creo que se confundió. Para resumir, y desde mi más personal opinión, un desastre. Eso sí, el público aplaudiendo a rabiar. Creo que si hubiera subido yo disfrazado de Nyman hubieran aplaudido igual.
Estaba tan cansado, y mi pareja mucho más, que pesamos irnos en el descanso, pero aguantamos, porque para poder dar una opinión hay que ver el espectáculo completo. No lo hicimos porque antes de los bises, levamos anclas.
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