domingo, 25 de enero de 2009

Edgar Allan Poe IV

En 1838 la madurez creadora del escritor alcanza uno de sus puntos culminantes, por lo menos en mi opinión, con la publicación de Ligeia, mi cuento preferido. Le seguirá La caída de la casa de Usher. Consigue otro trabajo en un magazine literario y su situación económica se alivia un poco hasta que lo abandona en 1840, retornando meses después al Graham Magazine en calidad de director.
Hasta 1842 parece que disfruta de una relativa calma con unos pequeños, aunque estables ingresos, pero a finales de enero de ese año llegó la mayor tragedia de su vida: Su mujer Virginia cae enferma de tuberculosis, y Edgar víctima de sus fantasmas. Se hunde en una depresión, consumiendo gran cantidad de alcohol y opio y cayendo en estados de semiinconsciencia y perdiendo por momentos la razón.
Meses después la suerte le pudo sonreír, ya que un admirador se disponía a financiarle su ansiada revista, pero durante un viaje a Washington, donde le iba a recibir el presidente, se le ocurrió tomar dos copas y su cuerpo que no toleraba el alcohol le traiciona dejándole en un estado lamentable. Todo pudo haber cambiado si ese día hubiera dicho no a unas copas de vino...
Aparecen El escarabajo de Oro y El cuento de las montañas escabrosas, y en 1844 encontramos a la familia en Nueva York donde el poema de El Cuervo que llevaba meses en su cabeza empieza a tomar forma, publicándose en 1845 y otorgándole gran fama no sólo en Estados Unidos.
Siempre he dicho que Poe es el escritor romántico americano por excelencia y El Cuervo su obra más emblemática y la que refleja mejor su espíritu.
El año 1845 termina con un Edgar Allan Poe reconocido, pero que había empezado su cuenta atrás. En 1846 nace Annabel Lee, poema dedicado a su mujer que se iba apagando, para en 1847 fallecer, rodeada de su marido y su madre, pero también de la pobreza que siempre les acompañó.
Sus dos últimos años están repletos de viajes, de caídas en depresión, de intentos truncados de mantener una relación sentimental, de delirios, de ilusiones frustradas. En 1849 Poe abandona Nueva York para volver a Richmond, despidiéndose de sus seres queridos y conocidos indicando que no se volverían a ver. Parece que presiente su final, ya que su salud era muy debil, y cualquier exceso podría ser mortal. En Richmond vuelve a intentar mantener una relación con Elmira, su novia de la juventud, ya viuda, e incluso hubo fecha de boda.
Pero en viaje a Baltimore para coger un tren hasta Filadelfia, fue fatal. Nadie sabe qué pasó, pero acabó en el hospital con otra recaída, y esta vez fue fatal. No se sabe si fue utilizado como votante en las elecciones, ya que era habitual que a los mendigos les dieran alcohol gratis, para cambiándose de ropa, votar mas de una vez.
Murió solo en un hospital, "que Dios se apiade de mi pobre alma" fueron sus últimas palabras.

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