sábado, 9 de octubre de 2010

San Petersburgo V


Tengo una entrada pendiente que era la cuarta, pero me faltan las fotos para completarla ya que se encuentran en el otro pc, y no he podido pasarlas todas.
Lo dicho, que me salto una y empezamos con la quinta entrada que trata sobre los diferentes conciertos a los que asistimos y algunas curiosidades que nos pasaron.
Cuando pensamos en ir a la ciudad, rápidamente miramos si podiamos asistir a algún acto musical y miramos por internet las diferentes salas y teatros.
Tras un visionado rápido acordamos ir al ballet al teatro Mariinsky, porque ya que ibamos... pues queríamos ver uno de los más famosos teatros de Europa. Asimismo compramos entradas para ver los conciertos de Brandenburgo de Bach, en el Hall del Mariingsky, otra sala del mismo teatro, y en la sala Shostakovich vimos a la Filarmónica de la ciudad.
El primer concierto al que asistimos fue éste último, con un programa que incluía el concierto para piano y orquesta número cuatro de Beethoven y la sinfonía número siete, Leningrado de Dimitri Shostakovich.
Como queríamos estar tranquilos antes de entrar, decidimos tomar una café en la cafetería del hotel que se encuentra al lado de la sala, y donde recogimos las entradas, ya que tenía una pequeña taquilla allí mismo.
En mi mal ingles pedimos dos cafes y una tarta espectácular y allí estuvimos tranquilitos en una mesa hasta que llegaron seis o siete rusas, de unos 50 años, aunque había alguna más joven, que pidieron unas infusiones, sacaron de los bolsos salami, queso, orujo, vodka o un licor fuerte y tan panchas, como si estuvieran de picnic, se pusieron a degustar lo que habían llevado. Nos quedamos sorprendidos, pero no sólo nosotros sino algunos otros turistas que estaban en el local, y las camareras miraban con cara de circunstancia. Se puede decir que empezamos el evento de una manera un tanto peculiar.
El concierto para piano lo habíamos escuchado con la BOS no hacía mucho tiempo, pero sólo por la novedad de la sala, un palacete con grandes columnas hicieron que disfrutara enormemente de la interpretación. Pero el plato fuerte fue la sinfonía de la segunda parte. Una obra compuesta durante el asedio alemán de la ciudad, que rápidamente fue un símbolo a la resistencia rusa. Interpretación increíble para una obra que recordaré durante mucho tiempo.
Antes de que se me olvide, comentar que los programas de mano en todos los conciertos a los que asistimos hay que pagarlos. Un punto, pero así se las gastan los rusos.

Al segundo acto cultureta, como alguno podría definirlo, fue el ballet. Para recoger la entrada del mismo y para el concierto del Hall del Mariinsky fuimos un par de días antes, y allí como unos pardillos cogimos las entradas, y pregunté donde se encontraba el Hall, ya que es otra sala. Me lo indicaron, pero no me enteré bien. Con ese mismo problema había un grupo de simpáticos japoneses, y allá que nos fuimos mi pareja y yo y los 4 asiaticos en busca de la sala perdida. Cruzamos un pequeño puente y a nos 300 metros localizamos el dichoso Hall. Nos volvimos a encontrar con ellos al de un par de días en la catedral de San Nicolás.
El teatro es una pasada, con un lujo desbordante y una decoración tremenda. Mucho mucho turista, y cuando hay mucho turista las cosas se desvirtúan. Y eso es lo que pasó, mucha foto que estaba prohibida, mucho ruido en las butacas... El ballet, pues bien, pero yo tras media hora, y por mucho que fuera el lago de los cisnes de Tchaikovsky, pues me aburrí un rato. Allí vimos al reciente premio Novel, Mario Vargas Llosa, se sacó alguna foto con un grupo de latinos, españoles creo que eran, y saludó amablemente a todo el que le decía algo. Iba a decirle algo, pero coño, que no he leído nada de él, y me corté. Además igual estaba ya harto de tanto pesado.

Al día siguiente nos presentamos en el Hall para oír los conciertos de Brandenburgo. A mi pareja, todo lo que sea del Barroco hacia atrás en el tiempo no le apasiona, y a mi la verdad que me encanta, tanto la música antigua, la barroca, medieval...
El teatro muy bonito, de un diseño moderno, pero todo en madera, con los músicos rodeados de público, pero éste bastante elevado. En el enlace se pueden ver algunas fotos de este gran lugar para escuchar música.
El concierto increible, una pasada, tocado con instrumentos originales, con cambios continúos en los solistas, con un sonido perfecto...
Curiosidades que empezó como media hora tarde, que la gente, aquí rusa en su mayoría iba más de desfile de moda que a escuchar las obras, entrando hablando con el móvil a la sala justo antes de empezar y en ese plan... y que otra vez vimos al reciente Novel, y esta vez hasta en el baño.

Las tres fotos de la entrada son del Teatro Mariinsky.