domingo, 27 de mayo de 2012

ABAO, OCNE, Chagall

Empezamos por lo último, y es que mientras acabo de ver la F1, me pongo a escribir algo de lo último que he podido ir haciendo.
El viernes estuvimos en el Euskalduna para ver Nabucco. La primera sorpresa fue que ha pesar del fútbol, el teatro estaba lleno, aunque luego nos dijeron que eran no habituales, pero de todos modos lleno. Aquí también comento, que ya empiezo a estar un tanto cansado del fútbol la verdad, todos los periódicos con el tema ya empieza a ser un tanto cansino.
Sigo. La opera me encantó, puede que algunos de los cantantes no estuvieran a la altura, como se ha comentado en algún foro, pero como no conocía la obra en su totalidad, pues lo dicho, me lo pasé estupendamente.
La puesta en escena puede que fuera un tanto sosa, y los ropajes del pueblo hebrero y sirio no se diferenciaban, pero bueno. La orquesta del teatro Regio de Parma me pareció muy adecuada, y las voces de Carlo Colombara como Zaccaria, Maria Guleghina como Abigaille, y Rinaldi como Fenena me gustaron. Como siempre digo, para nada soy entendido en esto de la ópera.
Dejo un enlace con el coro más famoso de la obra.
Para el año que viene y con la reducción de las subvenciones, parece que la temporada sigo en plan clasicota, y es que aunque me han comentado las obras que la componen, solo recuerdo la Traviata, eso sí, mucho Verdi, como siempre.


El pasado fin de semana recalé en los madriles, y aproveché para asistir a la presentación del libro, Espíritus de Marte, de Gabriel Bermudez Castillo, en la librería, Estudio en Escarlata. El libro lo edita La biblioteca del laberinto, y allí estaba Paco Arellano y su mujer, el propio escritor, y unos pocos más.
Tras este acto y ya a la noche fuimos al Auditorio Nacional, ya que habíamos comprado un par de entradas, para la Orquesta Nacional de España acompañada por el grandísimo violinista Renaud Capuçon, hermano de Gautier al que vimos con la BOS este mismo año.
El auditorio en sí, pues esta bien, espacioso, pero más pequeño que el Euskalduna, y claro no es tan nuevo como éste.
El concierto, para recordar. Aunque la primera pieza de Scriabin "el poema del éxtasis" no me dijo mucho, el Tzinage de Ravel y el Poema de Chauson, con Renaud al violin fueron una pasada. Para acabar volvimos a Ravel y su La valse, poema coreográfico para orquesta.
Al salir el violinista estaba firmando discos, y me parece estupendo, y me gustaría que por aquí se hiciera lo mismo.


Al día siguiente pasamos por el Thyssen-Bornemisza para ver la exposición que el museo junto con la Fundación Caja Madrid, no sé si Bankia seguirá soltando tela para estos actos, habían organizado sobre la obra de Chagall. Para entrar al museo había que pasar por caja, pero se podía entrar a la fundación gratuitamente. Muy buena muestra, y como anduvimos con la guía, me fui enterando de cosas, que de otra manera y al no ser un pintor que conozca, no habría advertido.

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