lunes, 21 de diciembre de 2009

Roma III

Volvemos con la peripecia Romana, aunque a punto he estado de comentar el partido del Bilbao Basket de este domingo, pero iba ser una entrada parecida a la anterior y no quiero estar todas las entradas protestando.

Esta vez comentaré algo sobre el Monte Capitolino y los museos del mismo nombre.
El monte, según la tradición, era la colina más importante de la antigua Roma, ya que fue donde nació la ciudad y donde se encontraba el centro del gobierno de la urbe.
En la actualidad, el mejor acceso a la plaza del Campidoglio es por La Concordata. llegando hasta la esplanada donde están los tres palacios, el Nouvo, el del Conservatori, y el Palazzo Senatorio, actual ayuntamiento. En la escalinata que da acceso a la plaza (La Concordata) se alzan dos enormes estatuas representando a Castor y Pólux y en el centro de la plaza se alza la estatua de Marco Aurelio, replica de la que se encuentra dentro del museo,
Los museos Capitolinos ocupan el palacio Nouvo, y el del Conservatori, y era una de las visitas que no quería dejar pasar. Son los primeros museos públicos del mundo ya que su fundación data del renacimiento y en ellos podemos encontrar gran cantidad de piezas, o gran cantidad de salas donde se exhiben piezas únicas del arte Romano, así como una pinacoteca donde hay obras de grandes artistas italianos, entre los que tenemos a Caravaggio, Bellini, el Veronés, Tiziano, Tintoretto...

Yo quería ver sobre todo la escultura, porque ya estaba un poco cansado de tanta pintura, y a la pinacoteca simplemente le echamos un vistazo.

Imprescindible visitar la sala de los filósofos y la de los cesares donde encontramos gran cantidad de bustos de diferentes pensadores y de integrantes de las diferentes familias imperiales, la enorme estatua de Marco Antonio, el Galata moribundo, el Fauno Rojo, y la Venus capitolina. También podemos ver diferentes fragmentos de la enorme escultura de Constantino, la estatua de la Loba Capitolina, y el Espinario. Esto es sólo una muestra de lo que se puede ver.

De la visita indicar que no había mucha gente y en algunas salas pudimos sentarnos tranquilamente, sacar algunas fotos, y tener un rato de sosiego. No podemos olvidarnos de acceder a la terraza donde hay unas magníficas vistas de la zona del Foro Imperial.

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