lunes, 8 de marzo de 2010

Musika Musica

Paso a comentar brevemente mi paso por el Euskalduna este fin de semana, donde se celebraba este gran festival de música clásica.
Como ya comenté en otra entrada, este año estaba dedicado a Chopin, Liszt, Mendelssohn y Schumann, repertorio romántico por excelencia.
Asistí a 7 conciertos, 4 el sábado con un poco de fiebre, y tres el domingo con otro poco de fiebre también, pero los analgésicos obran milagros.
Esperaba encontrar mucha gente en el evento, y la verdad que la ha habido, algunas noticias indican que récord de asistencia aunque este año se ha programado un día menos. Indicar que esperaba que hubiera más patrocinadores o colaboradores, pero según recuerdo ya que no tengo aquí el programa sólo el ayuntamiento de Bilbao y el proyecto Bilbao 700 y El Correo han organizado todo el festival. No recuerdo otros años como ha sido la organización, pero la verdad que yo he salido encantado en general con todo. Allí vimos al señor alcalde de la Villa Iñaki Azkuna, asistir a conciertos, charlar en los pasillos... Es un hombre que me cae simpático.

Volviendo a lo importante, el primer concierto al que asistí fue en el que Briggitte Engerer y la Orquesta de Burdeos Aquitania, interpretaban el concierto para piano y orquesta número 1 de Liszt y antes la orquesta el Vals Mefisto. No sabía ni quien era la interprete, pero al leer el programa me di cuenta de mi ignorancia, ya que es una gran interprete de piano, con una larguísima carrera a sus espaldas. No había escuchado ninguna de las obras y me llevé una grata sorpresa ya que el concierto de Liszt me pareció increíble. Sufrimos llamada al móvil de uno de los asistentes, y el consiguiente mosqueo del respetable. Es un tema que no entiendo, todo el mundo sabe a donde va, se da aviso, porque se te puede olvidar, pero raro es que no suene algún teléfono.
Corriendo bajamos a otra de las salas para hacer cola, ya que las localidades no eran numeradas. El segundo concierto al que asistimos fue el que nos ofreció la BOS y el gran Pennetier el piano. La orquesta tuvo que hacer maravillas para que entrara el piano en la sala A1, pero al final todo estuvo perfecto. Las obras: la cuarta sinfonía de Schumann y el segundo concierto para piano de List. Como en el concierto anterior todo de sobresaliente.
Volvimos a subir al Auditorio para uno de los conciertos que no quería perderme ya que Ivan Martin interpretaba el concierto para piano y orquesta en LA menor, op 54, y la orquesta en solitario El carnaval, ambas obras de Schumann. La dirección corrió a cargo de Ros Marbá. El concierto estuvo muy bien, pero igual me quedo con el que en noviembre nos ofreció la BOS y Martina Filjak, que ya comenté en otra entrada. Tampoco soy un entendido de esto, pero la sensación que me quedó fue esa. Aquí también sonó un móvil, y creo que al pianista le sobresaltó un poco.
Y el último del día era el que Asier Polo , uno de los más grandes violonchelistas del momento, acompañado de Marta Zabaleta, nos interpretaba obras adaptadas para el violonchelo de Schumann. La decepción del festival fue este concierto, no porque Asier Polo y Marta Zabaleta no tocaran bien, sino porque las obras no me gustaron. El concierto duró 15 minutos menos de lo que indicaba. Sensación amarga porque nunca había oído al bilbaíno, pero bueno, lo seguiremos intentando.

Y pasamos al domingo. A las 12:30 fuimos a escuchar a Javier Perianes, un pianista que me encanta, del que he oído algunas entrevistas en la radio, y algún CD y me parece fantástico. Interpretó diversas obras de Schumann y Chopin en una sala repleta, pero claro, era una de las salas pequeñas y estábamos 150 personas aproximadamente. Una pasada tener la oportunidad de ver un concierto de esta manera, un concierto en familia. Tocó un bis, que fue uno de los nocturnos de Chopin. Si este concierto me pareció fantástico el siguiente en el auditorio fue ya el culmen. Volvía Perianes, esta vez con la Orquesta Varsovia para interpretar el concierto para piano y orquesta número 1 de Chopin. Grandísima interpretación, fortísima ovación del público, con gente puesta en pie, y agradecimientos varios del pianista al director George Tchitchinadze. Tocó el mismo bis que a la mañana. Lo malo, las dos pesadas que se pusieron a cuchichear delante nuestro, que daban ganas de no sé...
De lo mejor que he visto en tiempo y no exagero.

Y para acabar volvimos al auditorio a las 6 de la tarde para oír a la orquesta Burdeos Aquitania interpretar la sinfonía número 4 de Schumann, con una gran actuación y el fantástico concierto para violín y orquesta número 2 de Mendelssohn. El solista fue Régis Pasquier. El año pasado oí las mismas dos obras, creo recordar, y el concierto lo recordaba un pelín más lento. Fue una interpretación muy virtuosa y tuvo una merecida respuesta del público.

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