jueves, 13 de septiembre de 2012

Sicilia II



Mientras escucho el disco de Dylan, que la verdad que me ha gustado vuelvo con el periplo siciliano.

Cefalú. se puede ir desde Palermo en tren sin ningún problema en una horita. Se trata de un pueblo costero, con un casco antiguo encantador, y una catedral normanda impresionante, aunque igual es la que menos me ha gustado de las tres. Como curiosidad indicar que los mosaicos son anteriores a los de Monreale, y que algunas columnas fueron cogidas del templo de Diana que se encontraba encima de la Rocca.
Subimos a La Rocca, hasta arriba, y la verdad que fue una subida larga y calurosa, y eso que fuimos prontito, pero el calor apretaba. Allí pudimos ver unas vistas del lugar, y una ciudadela, o lo que queda de ella de tiempos árabes.
La playa de Cefalú estaba llena de lugareños y turistas, pero pudimos meternos entre las rocas tranquilamente, y el agua estaba cristalina.

Desde Palermo y tras esperar una barbaridad para coger el coche de alquiler, nos dirigimos hacia Segesta, ciudad de los élimos. Al llegar allí me acordé de la expedición ateniense que estos promovieron, y que resultó el más absoluto fracaso. Se podría hacer historia-ficción, y preguntarnos que hubiera pasado si Alcibíades no hubiera sido tan interesado, o si se hubieran organizado mejor... Pero dejemos de espectacular, y volvamos a Segesta. Allí podemos ver uno de los templos más famosos de la isla, o incluso del mundo entero, construido en el año 430 a.C. Sobre la colina, podemos visitar un yacimiento, donde hay un pequeño teatro y algunas ruinas más.

Desde allí nos fuimos a Trapani, pueblo costero muy agradable, donde hay playas no muy limpias, pero donde se puede disfrutar, de unos buenos paseos, terrazas, además de algunos monumentos interesantes.
Junto a la torre al final del paseo, hay un restaurante donde tuvimos una cena impresionante. No recuerdo el nombre, y como sigo esperando mi maleta, tampoco tengo las tarjetas.
Desde Trapani se puede dar un paseo a Erice a través de un funicular. Erice se haya en el monte Eryx, y se trata de una población medieval repleta de iglesias, y un castillo enclavado sobre la colina. Aquí se encuentra la famosa pastelería de María Grammatico, donde comimos unos canoli, y otros pasteles riquísimos.

Desde allí las Salinas de Trapani, repletas de molinos, y con montañas de sal, y allí mismo podemos embarcarnos un pequeño barco, para ir al enclave fenicio de Mozia. Se haya en la isla de San Pantaleo, donde el señor Joseph Withaker compró la isla,  y encontró este yacimiento. Podemos ver ruinas, como suele ser habitual, un tofet, y un museo donde hay piezas allí localizadas, aunque la estatua fundamental, el joven de Mozia, se encontraba en Londres debido a los juegos Olímpicos.
Visita que yo recomiendo, porque poder ver un enclave fenicio no es nada habitual.

Visitamos también Mazara del Vallo, donde según  había leído se podría ver el Sátiro, pero la verdad que fue una de las veces en las que me sentí estafado. Pagamos 6 euros, por ver una estatua mal iluminada.

Luego tenemos Marsala, donde hay un museo arqueológico más que interesante, con multitud de ánforas, parte de una navío cartaginés, y algunas estatuas. Buen lugar para darse un paseo en bicicleta, con un casco viejo interesante y bodegas.


Dejo un enlace con unas fotos.


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